Sentirte más tranquila, creativa o segura también depende de cómo decores tu casa. Lo dice la neuroarquitectura, una ciencia que demuestra cómo los espacios influyen en la mente.
Decorar es algo más que crear ambientes bonitos. Al elegir las formas, colores y sonidos que te rodean influyes sobre el cerebro de las personas que viven en tu casa. Puedes hacer que se sientan más seguras, protegidas y relajadas. O puedes estimular sus mentes para que alcancen todo su potencial creativo e intelectual. Desde que en 2003 se creó la Academia de Neurociencias para la Arquitectura (ANFA) en San Diego (Estados Unidos), se ha avanzado mucho en el conocimiento de cómo el ambiente es capaz de modelar el cerebro.
El espacio puede modificar tu mente
Ahora sabemos, por ejemplo, que rodearnos de objetos e imágenes que tienen un significado emocional –porque nos recuerdan buenos momentos o nos inspiran– aumenta la sensación de bienestar. Es así porque el entorno influye sobre el tipo de pensamientos y sobre la producción de hormonas y neurotransmisores. La conclusión es que fruto del diálogo íntimo entre el cerebro y tu casa, esta te puede hacer mejor en muchos sentidos.
Los ambientes "ricos" crean más neuronas
Las investigaciones han mostrado que un ambiente rico en estímulos favorece la generación de nuevas conexiones neuronales. Si decoras con cuadros, fotos o frases, introduces elementos que mantienen ágil y joven tu cerebro. La sorpresa es un factor muy estimulante. Trata de cambiar algún mueble de sitio o pon nuevos complementos (cojines, sábanas...) cada temporada.
La altura del techo condiciona el cerebro
Un hallazgo de la neuroarquitectura es que las dimensiones de las estancias condicionan la respuesta del cerebro. Un techo alto que aporta sensación de amplitud pone a "volar" la imaginación, favorece la creatividad. Un techo más bajo recoge, aporta una sensación de mayor protección, favorece los trabajos de interiorización y da paz.
Recibir en casa potencia la memoria
Abre tu casa, recibe a los amigos y a la familia. La ciencia muestra que los estímulos sociales favorecen la producción de células en el área cerebral del hipocampo, relacionada con la formación de nuevas memorias. Además, también se asocia con mayor salud y longevidad. Disfruta de tu casa, y esta hará que goces de una mente más en forma.
Más naturaleza, menos estrés
Introducir en casa elementos naturales como plantas y flores aporta bienestar. Está demostrado que disminuye el estrés, favorece la concentración, la productividad y el aprendizaje. Incluso minimiza el tiempo de convalecencia en caso de enfermedad. La cercanía de la vegetación es el mejor secreto para mantener la salud y el equilibrio.
Al ordenar la casa ordenas tu interior
Como es afuera, es adentro. Cuando se amontonan las cosas, se crean obstáculos para la mente. Sientes confusión. En cambio, si mantienes el espacio ordenado y limpio, es como si aclararas tus ideas. Un entorno armonioso y agradable promueve la secreción de hormonas relajantes y del bienestar, como la serotonina o la oxitocina. Ordena tu casa y te sentirás más calmada y serena.
Las formas orgánicas te dan tranquilidad
Aristas y ángulos agudos en columnas, paredes o muebles son percibidos como un elemento agresivo por el cerebro. Los estudios de neuroarquitectura dan fe de ello: las resonancias muestran cómo al encontrarse frente a cantos agudos o puntiagudos se activa el área de la amígdala, relacionada con la alerta ante un peligro. En cambio, las formas curvas y redondeadas calman.
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