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Foto del escritordreamprop

De visita por la misteriosa mansión Winchester

No todos los viajeros tienen los mismos intereses cuando se visita un destino, aunque nadie se puede perder los lugares más emblemáticos que salen en todas las guías.

Pero hay otros rincones menos conocidos, que se pasan por alto, pero que, como mínimo, deben estar en la mente de aquellos que no quieran marcharse sin conocer parte de la historia del lugar.


Uno de esos lugares extraños que se ha hecho famoso en el mundo gracias a una película, se encuentra a las afueras de San José, en California, y tiene como protagonista una misteriosa casa de la que se cuenta una leyenda espeluznante, se trata de la mansión Winchester, una atracción turística que bien merece una visita por lo espectacular de su historia.

Vista aérea de la mansión Winchester, California, EE.UU. (Google Maps)

La historia

En 1886 la casa era una granja de ocho habitaciones y dos pisos, cuyo nombre era Villa Llanda. Fue adquirida por Sarah Winchester que se había quedado sola, enviudó en 1880 y su hijo murió poco tiempo después que su marido. Deprimida se marchó de New Have, en Connecticut, a San José para empezar una nueva vida.



Y no le costó mucho ya que había heredado una gran fortuna proveniente de la Winchester Repeating Arms Company, la compañía de su marido, concretamente de la venta de rifles de repetición, sobre todo, del modelo de 1873. Este se convirtió en el arma favorita de muchos vaqueros porqué era capaz de disparar una bala cada tres segundos, esta rapidez dejó un elevado número de cadáveres.


Lo que empezó siendo una pequeña reforma de la casa, se convirtió en una gran obra de remodelación que duraría 36 años, hasta la muerte de Sarah en 1922. Al final, la pequeña granja se transformó en una mansión de cuatro pisos, con 160 habitaciones, 467 puertas, 47 chimeneas, dos salones de baile, 10.000 paneles de vidrio, seis cocinas, 40 escaleras, 52 tragaluces, dos sótanos e incluso poseía una ducha de agua caliente, calefacción central y tres ascensores.

Una de las primeras fotos de la casa en 1880 (San José History)

Cuenta la leyenda

¿El por qué de esta remodelación constante y sin parar? Cuando su marido murió, ella se adentró en el mundo de lo paranormal (algo habitual en la época), y utilizó los servicios de una médium que se puso en contacto él, el cual le reveló que la familia estaba maldita a causa de las muertes causadas por las armas Winchester, le comunicó también que debía construir una casa en la que albergar los espíritus atormentados de los que buscaban venganza, y que no la finalizara nunca o tendría un trágico final.

Sarah Winchester en un carruaje frente a su casa en San José, 1920,California, EE.UU. (Public-Domain)

Por este motivo la casa siempre estaba en obras, siete días de la semana los 365 días del año. Solo se detuvieron durante el terremoto de 1906, entonces la casa tenía siete plantas que se convirtieron en cuatro, Sarah decidió construir a la ancho y no a lo alto por si volvía a ocurrir otro temblor.

La señora Winchester era una mujer culta y con estudios que no fraternizó con sus vecinos, y que prefirió refugiarse en su casa dedicada a diseñar sin parar, por eso muchos tacharon de excéntrica, aunque otras historias dicen que este proyecto tenía como fin dar trabajo a los artesanos locales, los cuales siempre le estuvieron agradecidos.


La Casa

La casa está abierta al público, y una visita al interior permite apreciar la creatividad y la riqueza en los materiales y elementos utilizados: techos de madera, suelos de parquet con molduras e incrustaciones a mano, candelabros de oro y plata, además de detalles de absoluta belleza en: pomos, bisagras, muebles, textiles, empapelado, en los paneles de los techos... y sobre todo, en las cristaleras bellamente decoradas con motivos florales y animales, muchas de ellas creadas por la empresa Tiffany.


Algunas de las cristaleras de la mansión Winchester , con trece puntos, número que se repite en la casa de San José, California, EE.UU. (winnieatcolby-Flickr)

Pero también sorprenden las rarezas de la casa, como que no se puede pasar a través de las 2.000 puertas, algunas tiene una pared detrás, otras llevan al vacío, también algunas escaleras no llevan a ninguna parte, son claustrofóbicas o como una especie de laberinto del que no se puede salir.


Puerta a ningún lugar en la mansión Winchester, San José, California, Estados Unidos (daveynin-Flickr)

Hay habitaciones pequeñas construidas dentro de otras más grandes, balcones y ventanas mirando hacia dentro, ventanales en el suelo, salas sin suelo, pequeñas puertas en las que solo pasaría un gato... y el número 13 se repite en muchos lugares obsesivamente en escaleras, colgadores, candelabros... o como los 13 baños de la casa, muchos de ellos inservibles, se dice que para despistar a los muertos.

Pero Sarah no escatimaba en nada, la casa contaba también con los últimos avances técnicos: tenía su propio suministro de agua y electricidad con luces de gas de carburo con encendido eléctrico, tres ascensores, dos accionados por un sistema hidráulico y el tercero por electricidad, cañerías de interior que suministraban agua, una ducha, inodoros, alcantarillado, calefacción de vapor y aire forzado, un sistema relativamente sofisticado que Sarah utilizaba para llamar a sus sirvientes, y tubos intercomunicadores a través de los cuales uno se podía comunicar con otras salas de la casa, entre otras cosas.

Cuando ella murió la casa se vendió a la familia Brown que la abrió al público, y en 1974 entró dentro del Registro Nacional de Lugares Históricos de Estados Unidos.

La casa ubicada en el 525 South Winchester Blvd. San Jose, se puede visitar acompañados de un guía, es mejor no salirse del camino ya que uno puede perderse en sus laberínticos pasillos y no encontrar la salida, pero sí algún espíritu, quizás el de la propia Sarah.


Jardín exterior de la mansión Winchester, EE.UU. (David Prasad-Flickr)


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